UN LINEAJE DE MAESTROS

9 Dic 2019 9:36 am, Mty, Mx

Un día llego un estudiante con su maestro, y le pregunto:

¡Maestro, maestro, ayúdeme por favor! 

El maestro curioso lo miro, y noto que el estudiante venia agitado. 

¿Qué paso querido hijo?:

El prosiguió:

Tengo miedo, mucho miedo, dijo el joven mientras temblaba. 

A que le tienes miedo, le pregunto su maestro:

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Hay unos hombres que me han perseguido hasta su puerta, y dicen que me odian. Dicen que me quieren destruir, así sea lo ultimo que hagan en su vida. Me dicen que yo no debo de ser, que yo no debo de existir.

Y porque crees que ellos se siente así?

No lo se maestro, no lo se! Dijo el estudiante nervioso. 

Respira profundo, respira, respira un poco mas. Ve a tu alrededor y ve que todo esta bien en este momento, aquí estas seguro. 

El maestro prosiguió a darle su explicación:

El odio que sienten hacia ti, es el odio que ellos tiene hacia su esencia. El miedo que esta debajo de su enojo, es el miedo a su propia luz, a su propio poder. 

La fuerza de su ira esta dirigida hacia tu destrucción, creyendo falsamente que eso los aliviara de su dolor. 

Maestro, entiendo, pero sus palabras, no me salvaran de su amenaza!

Escucha hijo mio, le dijo el maestro tranquilo. 

El humano esta confundido, creyendo que su miedo viene del mundo que le rodea, cree que su enojo es necesario para su protección, y que su odio es requerido para la eliminación de aquello que le amenaza. 

Pero lo que no ven, es que lo que están protegiendo, es una mentira. Su ego, su falsa imagen de si mismos, es lo que quieren que siga viviendo. Quieren creer que son algo que no son, y están dispuestos a destruir todo aquello que amenace su imagen. 

Esto los hace débiles, esto los hace cobardes, esto los hace manipulables. 

No hay mayor fortaleza que aquella desarrollada al enfrentarnos a nosotros mismos. A nuestra mentiras. 

No hay mayor fortaleza que el carácter desarrollado al hacer lo correcto, al voltear a ver los fantasmas indefinibles de nuestra mente. 

No hay alegría mas profunda que aquella que viene de sobrepasar nuestros limites auto-creados, aquellos que vienen de cuando eramos pequeños. 

No hay nada mas grato que descubrir que por dentro somos indestructibles, que no hay nada que pueda tocar nuestro ser, ni ellos, ni nuestra mente. 

Así que querido mio, voltea a ver los fantasmas que te han perseguido y descubre que solo estaban en tu mente. 

Aquello que pensabas que te perseguía, era tu consciencia, que queria que pararas. Que pararas para dejar de destruirte a ti mismo. 

Y de aquella pensabas que era tu enemiga, cuando era tu amiga, queriendo darte la paz que tanto buscabas. 

Deja el miedo atrás, ya que no es un arma que te proteja. Y toma la luz de la razón, para eliminar la oscuridad de tu corazón. 

Deja la ira atras, y toma el carácter como escudo de tus principios. 

Deja el odio en la fogata de tu amor, para que se disuelva y convierta en compasión. 

Deja de correr y descubre lo que eres. 

Deja de buscar para que puedas encontrar.

La realidad nunca ha sido tu enemiga. La realidad es tu amiga. Y quiere que la uses para experimentar lo que escojas. 

El estudiante, ahora sentado en el piso, lloraba al descubrir las ilusiones en las que había vivido, al ver el vacío del miedo en el cual se encontraba, y al darse cuenta de la ira que en su corazón, había residido. 

Después de unos minutos de llanto, levanto la cabeza y vio todo a su alrededor mas brilloso, vibrante y presente. Vivo y pulsante. Y le pregunto a su maestro:

Es asi como usted siempre percibe, querido maestro?

Si, hijo mio.

Esto es, lo que es vivir presente, consciente y de frente. 

Esto es, lo que es vivir en paz, con la consciencia tranquila. 

El estudiante se puso de pie, y se acerco a su maestro. Le dio un abrazo y un beso en la mejilla y le dijo:

En usted vive el amor. En usted vive la razón. En usted vivir la compasión y la sabiduría. 

Algún dia quisiera llegar a ser como usted. 

A lo que el maestro le comento:

Lo que has visto, es solo una proyección de lo que tu eres. 

Y al haber percibido ahora lo que tu eres y lo que vive en ti, has marcado la hora de mi partida. 

Es tiempo de que yo deje esta tierra y que tu tomes mi lugar en este templo.

Ahora tu serás la roca de la razón y del amor; de la acción y de la paz en esta tierra. 

El discípulo con lagrimas en los ojos, le dijo:

No, por favor no se valla. Por favor quédese conmigo. 

El maestro, con ojos llorosos le dijo:

Hace mucho tiempo yo le dije las mismas palabras a mi maestro. Y al igual que el, con ojos llorosos, con tristeza y alegría, el partio, dejándome el lugar que ahora es tuyo. 

En ese momento el estudiante sintió en su corazón una gran paz, una gran tranquilidad y vio en una vision todos los maestros de los cuales descendía y todos lo que seguirían. Este fue un reglado de su maestro. 

Al voltear hacia su maestro vio como el ya había tomado su camino hacia la puerta que daba hacia afuera. Y antes de llegar a ella se desvaneció como una estrella fugaz, que ahora solo existiría en su memoria. 

El ahora maestro se sentó en la silla donde había siempre visto a su maestro. Y al sentarse en ella, sintió la responsabilidad, el orgullo y el privilegio de poder ver, de poder amar, de poder crear. Vio la magnitud de su poder y su rol de ayudar en esta tierra. 

Cerro sus ojos por dias, aunque para el solo había pasado un momento. El abrio sus ojos hasta que entro un joven corriendo, todo agitado, diciendo:

Maestro, maestro, aqui me dijeron que podía encontrar un maestro! Maestro necesito ayuda de aquellos que me persiguen! Necesito protección de aquellos que me aterran. 

El maestro bajo de su silla y abrazo al joven con todo su amor. Y le dijo:

Siéntate hijo mio. Siéntate y estate en paz, que aquí estas seguro. 

Y asi pasaron los años, hasta que el joven se convirtió en un maestro y el maestro se desvaneció caminando hacia la puerta, fusionándose en la fuente que nos creo. 

© Edgar Boone